Para arrancar este ensayo creo necesario contextualizarnos un poco y responder algunas preguntas clave entorno a las cuales se desarrolla el tema. ¿Qué es educar? Según el libro de Savater “El valor de Educar” es un elemento básico e intrínseco al ser humano y por tanto necesario para formarse y desprenderse del título de animal salvaje, dicha educación es responsabilidad del gobierno pero también de la familia, he aquí en mi opinión la gran controversia que desarrollaré a continuación. Reseño también de dicho libro la distinción entre capacidades abiertas y cerradas, cerradas son aquellas como leer o escribir que son finitas en su enseñanza, y las abiertas con un sentido más en las que nunca se puede concluir su enseñanza ni su perfeccionamiento.
Como bien el título del libro se Savater también cobra especial importancia la educación en valores y el valor en sí mismo de educar. Estos es, desarrollar las capacidades abiertas en el entorno de la educación, enseñar a los alumnos que existen unos valores, el respeto, la responsabilidad, la tolerancia que le van a ayudar a lo largo de su vida y que servirán para constituirlo como persona. El problema a mi entender reside en la responsabilidad educacional de dichos valores, desentendida en muchos casos por ambas partes educadoras.
Pues bien, en la sociedad multicultural y abierta en la que nos encontramos ahora dichos valores son descuidados o presupuestos por parte de unos y otros, mi pregunta es la siguiente ¿de quién es la culpa? Podríamos pasar la pelota de unos a otros, “- Los niños tienen que venir con un mínimo de educación de casa.” “- ¿Es que en el colegio no os enseñan nada? A mi parecer el problema se localiza en dichos límites no establecidos, unas veces olvidados y otras confusos, ya que tenemos una cantidad inmensa de medios educadores (profesores, compañeros, padres medios de comunicación,..) que al tratar unos valores “relativos” pueden embrollar al aprendiz. En última instancia es él mismo el que tomará unos u otros valores, por eso debemos hacer un esfuerzo conjunto (padres y maestros) para inculcar los valores correctos antes que el resto de “instructores”.
Contrario a lo que Savater resalta en su libro sobre el optimismo de los maestros, mi opinión y su malestar por la infravaloración de los maestros, he de decir que me sorprendo a mí misma desprestigiándolos también, que no restándoles importancia en la labor de educar, pero si he de decir que considero insuficiente la “formación académica” que reciben y por tanto insuficientes conocimientos (en principio) para trabajar con niños.
Y es que es sabido que los niños son como esponjas, van absorbiendo toda la información buena y mala, y los hasta ahora 3 años de estudio con escasas 150 horas sobre psicología y pedagogía no creo que capaciten plenamente a una persona para la labor más esencial de la educación y de la que creo que vienen muchos de los problemas que aparecerán con posterioridad. No quiero sin embargo invalidar su labor que considero esencial y espero que con el nuevo plan bolonia, que añade un año a magisterio puedan suplirse eso que siempre desde mi punto de vista son unas carencias importantes
No me gustaría terminar este ensayo de manera tan pesimista y me gustaría, por tanto, resaltar los cambios que ha sufrido la sociedad, que están construyendo una mentalidad abierta, que nos han alejado del tópico de la mujer florero y ese machismo que rodeaba seguramente a la mayoría de nuestras madres, que antes no podían soñar con ser futbolistas o muchas otras profesiones que estaban reservadas a los hombres. Destacar también la influencia de los distintos gobiernos que mediante el control de los medios de comunicación y la sociedad que se hace exigente en sus demandas, nos permiten recibir una educación indirecta imparcial